les arrels

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La columna d'en Miquel Àngel Soria


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DIA INTERNACIONAL DE LA DONA TREBALLADORA

dijous, de febrer 25, 2021

Des de la seva instauració, la celebració del Dia Internacional de la Dona Treballadora ha anat canviant sense tenir un moment de descans. Han estat diferents les causes i els atzars ─aquelles i aquells que a Silvio Rodríguez li anaven encerclant quotidianes, invisibles i embolicant poderosos, invencibles─.

Com en sóc conscient de les meves limitacions sobre el tema, acudiré a tres poetes cubans per a que cadascú pugui treure les seves pròpies conclusions. Començo amb una dona de 76 anys:

 


 

Mujer negra

 

            Nancy Morejón

 

Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar.

La noche, no puedo recordarla.

Pero no olvido el primer alcatraz que divisé.

Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales.

Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral.

Me dejaron aquí y aquí he vivido.

Y porque trabajé como una bestia,

aquí volví a nacer.

A cuánta epopeya mandinga intenté recurrir.

 

                        Me rebelé.

 

Su Merced me compró en una plaza.

Bordé la casa de Su Merced y un hijo macho le parí.

Mi hijo no tuvo nombre.

Y Su Merced, murió a manos de un impecable lord inglés.

 

                        Anduve.

 

Ésta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes.

Bogué a lo largo de todos sus ríos.

Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí.

Por casa tuve un barracón.

Yo misma traje piedras para edificarlo,

pero canté al natural compás de los pájaros nacionales.

 

                        Me sublevé.

 

En esta misma tierra toqué la sangre húmeda

y los huesos podridos de muchos otros,

traídos a ella, o no, igual que yo.

Ya nunca más imaginé el camino a Guinea.

¿Era a Guinea? ¿A Benin? ¿Era a Madagascar? ¿O a Cabo Verde?

 

                        Trabajé mucho más.

 

Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza.

Aquí construí mi mundo.

 

                        Me fui al monte.

 

Mi real independencia fue al palenque

y cabalgué entre las tropas de Maceo.

 

Sólo un siglo más tarde,

junto a mis descendientes,

desde una azul montaña

 

bajé de la Sierra,

 

para acabar con capitales y usureros,

con generales y burgueses.

Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos.

Nada nos es ajeno,

Nuestra la tierra,

Nuestros el mar y el cielo.

Nuestras la magia y la quimera.

Iguales míos, aquí los veo bailar

alrededor del árbol que plantamos para el comunismo.

Su pródiga madera ya resuena.

 

El segon, poeta a més de novel·lista premiat, nascut a Cienfuegos el 1914.

 

 

La compañera

 

            Alcides Iznaga

 

    Eres mi compañera,

con la condicional primera

de la Revolución;

te afanas, te fatigas

lo comprendo,

por los niños,

por los barrios de cartón, lata y desperdicios,

por los enfermos y muertes prematuras.

 

Estás hoy aquí,

junto a mis ojos que te siguen;

mañana en Santiago

o Pinar del Río

o en medio de la madrugada

rectificaciones organizando,

sacando a flote, en fin,

lo hundido,

cercenando lo podrido.

Así, jardinera, así constructora,

ser del viento, sembrando y marchando…

 

A ti no te destruye

Playa Girón,

nuevos mercenarios ni marinos,

en ti yerra el terror;

tú piensas, tú laboras,

porque sean las cosas

como han de ser.

 

Les coses no han estat sempre igual, però en alguns llocs i en algunes ocasions, s’ha reconegut, encara que  inconscientment, la doble explotació de la dona. El tercer, José Lezama Lima, al febrer de 1976, publicava aquest poema a Fragmentos a su imán

 


La mujer y la casa

 

Hervías la leche

y seguías las aromosas costumbres del café.

Recorrías la casa

con una medida sin desperdicios.

Cada minucia un sacramento,

como una ofrenda al peso de la noche.

Todas tus horas están justificadas

al pasar del comedor a la sala,

donde están los retratos

que gustan de tus comentarios.

Fijas la ley de todos los días

y el ave dominical se entreabre

con los colores del fuego

y las espumas del puchero.

Cuando se rompe un vaso,

es tu risa la que tintinea.

El centro de la casa

vuela como el punto en la línea.

En tus pesadillas

llueve interminablemente

sobre la colección de matas

enanas y el flamboyán subterráneo.

Si te atolondraras,

el firmamento roto

en lanzas de mármol,

se echaría sobe nosotros.

 

 

 

 


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JULIO CORTÁZAR SEGUEIX BEN VIU

dijous, de febrer 18, 2021

 

 

Ja ho he comentat en més d’una ocasió. La figura de Julio Cortázar s’entreveu al darrera d’aquestes Arrels per la qual cosa no és gens d’estrany que la seva aparició es vagi produint periòdicament. El recordo en la seva mort, el naixement, l’edició de Rayuela, historias de cronopios y de famas... o de qualsevulla de les seves obres. Ja he perdut el compte dels viatges que he fet per les autopistes franceses seguint Los autonautas de la cosmopista, que m’han ajudat a comprendre el gran amor mutu amb Carol Dunlop.

He conegut la seva gran afició pels palíndroms i els jocs de paraules ─a més dels autonautes, La vuelta al día en 80 mundos─.

 


“Julio es una larga cuerda con cara de luna”, com diu Eduardo Galeano.

I així és com no he pogut evitar la temptació de compartir tantes vivències amb vosaltres. I per què no, alguns dels palíndroms que va utilitzar a diferents contes: Satarsa, a Deshoras o Lejana, a Bestiario. En aquest últim inicia la primera nit recordant palíndroms ─des dels més senzills “salta Lenín el atlas” o “amigo, no gima” als més complicats “átale, demoníaco Caín, o me delata”; “Anás usó tu auto, Susana”─ o anagrames tant famosos com el que el surrealista André Breton va dedicar a Salvador Dalí: “Ávida Dollars”.

 

Satarsa no és res més que un joc de paraules que sorgeixen a partir del palíndrom “atar a la rata”, que no deixa de ser un joc per aquells que viuen de la captura de rates vives per enviar a Copenhague, diuen que “per experiències de genètica als laboratoris”.

─“Atar a la rata no es más que atar a la rata ─dice Lozano─. No tiene ninguna fuerza  porque no te enseña nada nuevo y porque además nadie puede atar a una rata. Te quedás como al principio, esa es la joda de los palíndromos.

─Ajá ─dice el pardo Illa.

─Peró si lo pensás en plural rodo cambia. Atar a las ratas  no es lo mismo que atar a la rata.

─No parece muy diferente.

─Porque ya no vale como palíndroma ─dice Lozano─. Nomás que ponerlo en plural y todo cambia, te nace una cosa nueva, ya no es el espejo o es un espejo diferente que te muestra algo que no conocías.

─¿Qué tiene de nuevo?

─Tiene que atar a las ratas te da Satarsa la rata.

─¿Satarsa?

─Es un nombre, pero todos los nombres aislan y definen. Ahora sabés que hay una rata que se llama Satarsa.

─¿Y qué ganas con saberlo?

─Tampoco sé, pero sigo. Anoche pensé en dar vuelta al asunto, desatar en vez de atar. Y en cuanto pensé en desatarlas vi la palabra al revés y daba sal, rata, sed. Cosas nuevas, fijate, la sal y la sed.

─No tan nuevas ─dice Yarará que escucha de lejos─, aparte de que siempre andan juntas.

─Ponele ─dice Lozano─, pero muestran un camino, a lo mejor es la única manera de acabar con ellas.

─No las acabemos tan pronto ─se ríe Illa─, de qué vamos a vivir si se acaban.

Laura trae el primer mate y espera, apoyándose un poco en el hombro de Lozano. El pardo Illa vuelve a pensar que Lozano juega demasiado con las palabras, que en una de esas se va a bandear del todo, que todo se va a ir al diablo.”

 

Quina llàstima no poder seguir amb el conte ─desesperant i cruel─, però no és pas l’objectiu. Aquest és recordar l’ús que Julio Cortázar feia d’un llenguatge que dominava  i al que podia retòrcer fins extrems impensables.    

 

I al mateix temps, lluitar contra l’enyorança que em provoca el seu record davant qualsevol obra d’ell o de la seva imatge desmanegada.

Ara és un bon moment per recordar el seu poema Veredas de Buenos Aires que el Tata Cedrón va convertir en una cançó.

 

 

De pibes la llamábamos “la vedera”

Y a ella le gustó que la quisiéramos,

En su lomo sufrido dibujamos

Tantas rayuelas.

 

Después, ya más compadres, taconeando

Dimos vuelta manzana con la barra,

Silbando fuerte para que la rubia

Del almacén saliera, con sus lindas trenzas

A la ventana.

 

A mí me tocó un día irme muy lejos

Pero no me olvidé de “las vederas”.

Aquí o allá, las siento en los tamangos

Como la fiel caricia de mi tierra.

¡Cuánto andaré por “ái” hasta que

Pueda volver a verlas...!

 

https://www.youtube.com/watch?v=RSFlfz2X7Oc


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Sobre l'autor

Miquel Àngel Sòria

Miquel Àngel Sòria és professor i va ser alcalde de Martorelles. Veure el perfil


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