Hi ha un poeta que cada dia tinc present i és impossible
evitar-lo. L’explicació és senzilla.
Cada dia rebo un, o més correus del periodista cubà Iroel
Sánchez amb articles del seu blogg La pupila insomne. De cada article faig una
piulada. Podria dir que ja porto centenars.
I si parlava d’un poeta present és com a conseqüència de que La pupila
insomne és un poema del poeta cubà Rubén Martínez Villena:
Tengo el impulso torvo y el anhelo sagrado
De atisbar en la vida mis ensueños de muerto.
¡Oh, la pupila insomne y el párpado cerrado!...
(¡Ya dormiré mañana con el párpado abierto!)...
Silvio Rodríguez ja se n’havia ocupat d’ell a Tonada para dos poemas de Rubén Martínez
Villena.
https://www.youtube.com/watch?v=mkuoIMK8IQk
I per què dedicar-li l’atenció a aquest poeta? Només
calia llegir aquest fragment:
“Como dirigente del Partido Comunista de Cuba trabajó en
Moscú en la Sección Latinoamericana de la KOMINTERN y de vuelta a su país
organizó y dirigió la huelga general revolucionaria que derribó la dictadura de
Gerardo Machado en agosto de 1933”.
En aquells moments tenia 33 anys. Abans de passar un
any, l’agost de 1934, moria a
l’agreujar-se la tuberculosi que patia. Aquesta no li va impedir participar en
la rebuda de les cendres de Julio Antonio Mella i en la direcció de les
reunions del Comitè Central del PCC, malgrat els consells dels metges.
Hi ha una anècdota que marca la vida i l’activitat del
poeta. Als tres anys, en un viatge amb tren amb son pare, coincideixen amb
Máximo Gómez. Aquest, impressionat per la seva mirada l’anuncia:
“La teva vida tindrà llum plena de migdia”.
Als 21 anys ja era un poeta reconegut i el seu treball al
bufet del famós Fernando Ortiz ─on coincideix amb Pablo de la Torriente Brau i
Emilio Roig de Leuchsenring─ ja Doctor en Dret Civil i Públic, el fa
descobrir-se com revolucionari i antiimperialista.
Recuperem alguns dels seus poemes més celebrats:
Ironía
Toma, toma mi lira;
quiero darte,
como recuerdo de mi fe
pasada,
esta lira infeliz que
fue mi espada
y que fue mi broquel y
mi estandarte.
Póstuma ofrenda de mi
inútil arte,
la dejo ante tus pies
abandonada,
aunque a golpes tu
planta idolatrada
con ofendida majestad
la aparte.
Mas cada golpe de tu
pie furioso
le arrancará un sonido
melodioso,
y tan rudos tormentos y
martirios
acaso corresponda de
memoria,
con una endecha en que
cifré su gloria…
y en la que digo que
tus pies son lirios.
En la seva constant denuncia de
l’imperialisme ianqui s’avança als seus temps i avisa dels perills, com es pot
llegir al seu article “Ya vamos siendo parias en nuestra propia tierra” o en el
poema A
una cubana:
En su viaje a la Ciudadela del Imperialismo
Dulces ojos, boca y voz
que constituyen tesoro:
vais a la tierra del
oro,
de imperialismo feroz.
Cubana, quédanos fiel:
dile al extranjero
intruso
que el arancel que nos
puso
lo violamos con tu
miel.
Quan
ja veu la mort propera s’adreça a la seva esposa per recordar-li que, després
de la mort la vida seguirà per a tots aquells que els van conèixer i ja viu un
funeral del més típic:
Canción del sainete póstumo (1933)
Yo moriré
prosaicamente, de cualquier cosa
(¿el
estómago, el hígado, la garganta, ¡el pulmón!?),
y como buen
cadáver descenderé a la fosa
envuelto en
un sudario santo de compasión.
Aunque la
muerte es algo que diariamente pasa,
un muerto
inspira siempre cierta curiosidad;
así, llena de
extraños, abejeará la casa
y estudiará
mi rostro toda la vecindad.
Luego será el
velorio: desconocida gente,
ante mis
familiares inertes de llorar,
con el recelo
propio del que sabe que miente
recitará las
frases del pésame vulgar.
Tal vez una
beata, neblinosa de sueño,
mascullará el
rosario mirándose los pies;
y acaso los
más viejos me fruncirán el ceño
al calcular
su turno más próximo después…
Brotará la
hilarante virtud del disparate
o la
ingeniosa anécdota llena de perversión,
y las
apetecidas tazas de chocolate
serán
sabrosas pausas en la conversación.
Los amigos de
ahora –para entonces dispersos—
reunidos junto
al resto de lo que fue mi «yo»,
constatarán
la escena que prevén estos versos
y dirán en
voz baja: —¡Todo lo presintió!
Y ya en la
madrugada, sobre la concurrencia
gravitará el
concepto solemne del «jamás»,
vendrá luego
el consuelo de seguir la existencia…
Y vendrá el
mañana… pero tú ¡no vendrás!...
Allá donde
vegete felizmente tu olvido
—felicidad
bien lejos de la que pudo ser—,
bajo tres
letras fúnebres mi nombre y mi apellido,
dentro de un
marco negro te harán palidecer.
Y te dirán —¿Qué tienes?... Y tú dirás que nada;
mas te irás a
la alcoba para disimular,
me llorarás a
solas, con la cara en la almohada,
¡y esa noche
tu esposo no te podrá besar!
Mai és tard per recuperar un poeta, un revolucionari, una persona que Cuba
recorda com ja feia Raúl Roa: “Aquel día [el sanatorio] La Esperanza vio salir
por su pórtico, definitivamente rota, la esperanza más alta y más noble de la
juventud cubana”.
Al seu enterrament van assistir-hi tots els delegats del Cuarto Congreso
de Unidad Sindical, amb les seves credencials i els estendards dels
sindicats,seguit per més de vint mil treballadors puny enlaire i cridant
consignes i entonant cançons revolucionàries.
Els cubans no l’han oblidat:
Alegría por Rubén Martínez Villena
Por una azul cargado de banderas.
en un cielo sin nubes,
ya con los ojos limpios,
tu corazón en sueños desatado,
regresas, fiel hermano resurrecto.
Te vemos, te palpamos en el aire
como se palpa el fruto de la vida.
El que pensó que estabas
definitivamente muerto, se equivocó
─equivocaron la palabra─,
pues no es tu muerte, muerte verdadera;
jamás fue tu silencio perdurable
pues hablabas en lenguaje de otros
y en corazón de otros alentabas.
No has sido nunca un muerto,
Rubén, centella altiva,
pues no es muerte la vida que perdiste
si permaneces en la Patris, vivo
como un puño crispado,
como una realidad hecha de sueños.
Hoy que regresas, ya definitivo,
te saludo, Rubén, hermano mío;
te saludamos hoy, hermano nuestro.
Y hay un tierno rubor en las palomas
porque tu sangre crece hacia lo nuevo.
No hubieran estallado tus pulmones
si tu destino hubiera terminado
la obra fecunda de las revoluciones;
si hubieran desatado aquellas
cargas
para matar bribones...
Si tu destino hubiera regresado
a reunir tu vida permanente,
no hubieran estallado tus pulmones;
ahora tú, con nosotros,
─como cosa que ha sido desde siempre─,
regresas, con banderas y con júbilo,
con el alma, Rubén, junto a las rosas,
envuelta en una aurora de verdades.
Rubén: te saludamos la estatura,
que repartió su pan entre los pobres,
tu vida sin ocaso
y tu pecho de luz, surgiendo pleno.
Eres aún y has sido desde siempre
definitivo y permanente
como los minerales en la tierra.
Y te digo, Rubén, que no sería
toda esta fiesta hoy, si tu simiente
no nos hubiera dado una esperanza.
Sí. Ya definitivo,
por un azul cargado de banderas,
en un cielo sin nubes
y con los ojos limpios,
tu corazón en sueños desatado,
regresas, fiel hermano resurrecto...!
Ana
Núñez Machín
Biògrafa de Rubén Martínez Villena