He comentat en més d’una ocasió la relació simbiòtica que
existeix entre poesia i música. Només cal pensar en els trobadors i, als
nostres temps, en els cantautors, recuperant poetes i poemes oblidats o
condemnats a l’oblit. Penso en Luis Pastor o Adolfo Celdrán ─entre molts
altres─ que et recuperaven una part de l’història de la nostra literatura
recent, o de la nostra història.
I un dia, per casualitat, llegies que havia mort Jesús
López Pacheco que feia molts anys que vivia i treballava al Canadà i que, ves
per on, aquella cançó que havies repetit tantes vegades Dos
canciones para un gesto era un poema seu musicat per Luis Pastor en un disc
ja mític: Vallecas.
I
He venido a decir
verdades como puños.
He venido
a alzar nuestra verdad.
Mi nombre es Pero Grullo.
Y a la mano vacía
la llamo puño.
II
Tendí la mano al pan,
pero tenía dueño.
No lo pude pagar.
Tendí la mano al aire,
y el aire era ya vuestro.
Se me quedó apretada
la mano
sin aire,
con nada.
Y os la enseñé a la cara.
I iniciaves un treball d’investigació per conèixer el
personatge i la seva obra, editada majoritàriament a l’exili, a Itàlia o Mèxic
Pensant en el títol d’aquest blog ─Arrels─, lligo amb
aquest poema seu:
Lugar común (1969)
La patria es un lugar común.
Ah, si lo fuera, si lo hubiera sido.
El que sin tierra está en su tierra
un día en las raíces siente frío.
Segueixo fullejant la seva obra i a Algunos aspectos del
orden público en el momento actual de la histeria de España, Ers, Mèxic, 1970
es pot comprovar el poc que hem avançat en alguns aspectes:
[...]
En fin señoras y señores
encarcelemos a los oradores.
A tomar por el recto ciertos rectores
Que exploten de una vez los explotadores
Que se muera de ictericia esta justicia
Y dense presas todas las empresas.
I també cantada per Luis Pastor, aquestes conegudíssimes
Enfermedades de invierno
-Si no fueran ciegos
nos verían esta luz que habita en nuestro pecho.
-Hijo, abrígate bien. Y ponte la bufanda.
No vayas a coger alguna bala en los pulmones.
Que no está el tiempo bueno todavía.
nos verían esta luz que habita en nuestro pecho.
-Hijo, abrígate bien. Y ponte la bufanda.
No vayas a coger alguna bala en los pulmones.
Que no está el tiempo bueno todavía.
-Llegará el tiempo
de los hombres desnudos,
madre,
y ¡ay de los que entonces
no tengan nuestra luz dentro del pecho!
Ay de los oscuros.
Se morirán podridos de su noche.
de los hombres desnudos,
madre,
y ¡ay de los que entonces
no tengan nuestra luz dentro del pecho!
Ay de los oscuros.
Se morirán podridos de su noche.
-Pero mientras llega el verano,
cuando salgas,
tú abrígate bien el pecho, hijo mío.
cuando salgas,
tú abrígate bien el pecho, hijo mío.