En una data molt senyalada de juliol ─el 18─ va néixer el
ciutadà universal Antonio Álvarez Méndez.
Dic universal perquè va néixer a Madrid,encara que
gairebé tothom el feia asturià; i va ser molt feliç vivint a Catalunya i a Euskalherria.
Aquí ens va acompanyar al PCC i allà ho
va fer amb EH Bildu.
(Apareix al número 1 de Realitat, de la que formava part
de la Secretaria de Redacció)
Com veieu res de vida còmoda i tranquil·la. Ara,
actualment, ja només li deixen sentir la veu a Gara, on escriu ─si no hi ha cap entrebanc─ cada dilluns.
Penso que aquests “primers” 90 anys, plens de lucidesa és
una bona oportunitat per donar-lo a conèixer als més joves i fer de “cua de
pansa” dels més grans.
Si algú fa ús de l’hemeroteca s’adonarà de que el nostre
personatge apareix al primer número de la revista Interviu: era el director. També el trobarà col·laborant al primer
número del diari El Periódico ─26
d’octubre de 1978─. Només cal veure la darrera pàgina, la columna de la dreta. Com
el temps no passa, no puc evitar reproduir unes línies. El títol és Secreto. “Curiosamente, sin que sepamos
aún si habrá elecciones, está en marcha la campanya electoral. Claro que sin
enterarnos tampoco de que había un Parlamento, nos hemos encontrado una
Constitución entre las manos. La democracia está llegando a nosotros, como
decía un médico gallego, por degeneración espontánea. (...)
“Nos dicen que los sordomudos aplaudían haciendo algo
parecido a los cortes de mangas.”
Vaig tenir la gran sort d’acompanyar-lo als actes de la
seva campanya electoral al Senat pel PCC i és una experiència que no oblido.
(Fent un incís, em passa el mateix amb José María Valverde).
Álvares-Solís és un pou de saviesa. Pots parlar amb ell
d’economia “Marx me enseñó a hacer los números...” i del seu cristianisme “...y
Cristo me empujó a aplicarlos expulsando la banca de mi templo vital”. De
filosofia: “Mi mejor compañero ─a la Universitat─ era de familia muy modesta y yo pasaba días
enteros en su casa discutiendo problenas humanos. Éramos como los idealistas
alemanes del siglo XVIII, ese siglo que desconocen los españoles para su
desgracia permanente.” O de política: durant la Transició “yo dirigía entonces
Interviu y en mi crónica política semanal afirmé desde el primer momento que
aquello era una traición a la democracia y un golpe contra la legalidad
republicana en la que yo seguía creyendo porque la impuesta monarquía era
producto del golpismo militar. Muchos españoles no saben vivir sin dictadores
que les ahorren el trabajo del pensamiento.”
Per no allargar-me més acabo amb l’article que ha
publicat a Gara el passat 13 de maig:
EL ASOMBROSO SEÑOR BORRELL
¿Pero qué ha hecho usted con su Ministerio, señor
Borrell? Ya sé que nacer en la hermosísima y enigmática Pobla de Segur imprime
carácter. Mire usted: tan sólo por albergar La Pobla tendría Cataluña derecho a
su independencia. Sus paisajes son el alojamiento de todas las fantasías; su
prehistoria es deslumbrante. Ya, antes de antes, las buidas proas de las naves
fenicias hendían las aguas del Mediterráneo para que sus tripulantes
adquirieran el celestial aceite catalán –aceite que aún pervive– pagado con la
entrega de los juguetes orientales que portaban. Con esos juguetes las madres
segurinas iniciaban a sus hijos en la magia de la libertad –ciencia primera de
la ciencia– practicada en las cuevas que se cerraban con la luz de los lagos y
los ríos.
Pues usted, señor Borrell, nació ahí. Luego se hizo
ingeniero aeronáutico en el Madrid de la deslumbrante labranza que los ángeles
hacían para que San Isidro pudiera rezar. Casó usted con una judía francesa que
le enseñó el lenguaje de los kibutz para redondear su singular personalidad, a
la que dieron el último barniz Felipe González y, ahora, el señor Sánchez, los
dos circenses en la pista de la política española que triunfaron con el
conocido número del socialismo español «¡Nada por aquí, nada por allí y ahí
tienen ustedes ¡un gobierno!».
He facilitado estos datos, que rectificaré si me lo
solicitan, para que se entienda lo que ahora ha hecho usted en el Palacio de
Viana: ¡dos Ministerios de Asuntos Exteriores en un único Ministerio de Asuntos
Exteriores!, que es algo parecido al Hombre con dos Cabezas que me arrebataba
cuando de niño mi padre me llevaba al Circo de los Hermanos Castilla. ¿Ve usted
por qué pienso que esta magia solamente la puede realizar un hombre que posea
su boyarda biografía? ¡Gracias, señor Borrell, por conservarme la esperanza de
que España aún puede producir mucha invención!
Pero ¿por qué ha hecho usted esa teratológica cosa? Tiene
usted a su disposición unos trescientos embajadores esparcidos por el mundo, a
los que por su propia naturaleza se encargaba fundamentalmente, entre otras
cosas, velar por el nombre y la grandeza de España, como demuestran las cartas
–con su lema «Marca España»– que usted acababa de remitirles para su
orientación en torno a la ola de protestas internacionales que ha suscitado el
«Procés» catalán y que se ha desbordado con la protesta que han expresado los
mejicanos por el sangriento proceder de Hernán Cortés para vengar la derrota
que sufrió en Otumba en el siglo XVI; allí los aztecas aprovecharon la ausencia
del líder español que estaba retozando en la cama con una indígena de chuparse
los dedos o lo que sea, para dar un recorrido al general español. Cuando el
actual mandatario mejicano tuvo noticia de lo hecho por Cortés, quizá mediante
un «esquerrà del Baix Llobregat», se apresuró a escribir al rey Felipe VI para
echarle bruscamente en cara su comportamiento con la pacífica nación mejicana.
En resumen, que usted, señor Borrell, castigó a sus
inactivos embajadores y procedió a movilizar otros doscientos diplomáticos más
ardorosos, agavillados bajo la consigna de «Globalización», para informar
correctamente al mundo acerca de lo que es España.
Esta desgracia culminó, repito, con la instalación de
un segundo Ministerio de Asuntos Exteriores en el seno del Ministerio de
Asuntos Exteriores, a cargo de una ambiciosa y enérgica mujer, la señora Irene
Lozano, que ya había demostrado su capacidad de maniobra al dejar en dos
minutos su escaño parlamentario por el Partido «Unión, Progreso y Democracia»
para incorporarse al Partido Socialista Obrero Español, que también representa
el progreso y la democracia, lo que añade otra incógnita a lo que dice este
papel.
Esta situación tan escabrosa me lleva a preguntarme
sobre la personalidad de la señora Lozano, licenciada en lingüística y
fundadora del desaparecido periódico “Mundo”, que la envió a Mauritania,
Argelia, Kosovo, Nicaragua y, por fin a Suecia, lo que la hace conocedora del
panorama internacional. Ante esto que escribo me pregunto quién es la señora
Lozano, pues ha llegado a ministra con el ministro de Asuntos Exteriores en una
paridad atractiva para la investigación.
Conste que no soy un conocedor y, mucho
menos, adicto a la morfopsicología o ciencia del conocimiento de la
personalidad por medio del lenguaje de los rasgos faciales, tan popular en los
siglos XVIII y XIX, pero no se debe obviar, contra el empachado cientifismo
moderno, lo que dice Jung con su autoridad: «Lo psíquico es psíquico y mental,
y la cara es una gran verdad que está ahí». Pues siguiendo a Jung ¿cómo es la
señora Lozano, según trato de saber cómo elector? He mantenido frente a mis
ojos y durante tiempo varias imágenes de esta ministra tan singular y he aquí
los resultados, modestos y modificables. La señora Lozano tiene un rostro
fernandino, un rostro duro que expresa resolución, ante todo. Recuerda el
perfil de Fernando VII, tal como lo pintó Goya, y sus ojos son de águila
depredadora. Espero, sin embargo, que no se fije en mí, pues no soy más que un
contribuyente al que se le acabó el papel. Así es, que «passiu be».