L'arbre Celaya, un enorme roure, s'aguanta encara per les arrels de la seva monumental obra –així és com la veig- i per unes altres arrels secundàries que han anat estenent en el temps els seus amics, fins i tot els que al final van resultar no ser-ho tant. En aquesta segona entrega del feuilleton del Centenari, vull centrar l'atenció en alguns dels amics personals, els companys de lluita, admiradors o, fins i tot, alumnes.
En aquest centenari que segueix passant desapercebut per a una immensa majoria –a Cuba es dóna una excepció: Manuel Rico parla de Celaya en un acte amb la participació de Nancy Morejón o César López- cal recollir algunes de les mostres de l'admiració dels seus contemporanis.
Des de l'exili, sentim les veus de León Felipe o del poeta comunista Juan Rejano –exiliat a Mèxic-. No podia faltar el sempre solidari Mario Benedetti o els seus companys de generació Leopoldo de Luis, Victoriano Crémer o els més joves, el dramaturg Lauro Olmo, José Agustín Goytisolo y Carlos Álvarez.
CARTA A GABRIEL CELAYA
QUERIDO Celaya:
a mí cuando escribo me entran también
unas ganas inaguantables de decir lo que me pasa...
pero es muy difícil.
A veces lo quiero decir de una manera nerviosa y precipitada...
y me embarullo.
A ti también te pasa igual.
¿Y si se lo contásemos al psiquiatra
o al Arzobispo?
¿Tú crees que ellos podrían ayudarnos?
Ya ves, los poetas sabemos muy pocas cosas
y ellos han estudiado teología
y psicoanàlisis.
(Tú has leído a Freud y a Santo Tomás.)
Se me ocurre otra cosa.
¿Qué te parece si vamos a ver al Alcalde
y le decimos que nos eche un bando...
un bando al modo medieval,
con tambor y corneta
y un heraldo que lea en un pergamino muy largo
a todo el Cabildo,
a todo el Municipio,
Las cosas que les pasan a Celaya y a León Felipe?
¡Qué se enterase todo el mundo!
¿Qué crees tú qué pasaría?
¿No crees tú que se les antojaría a todos hacer lo mismo
y que con nuestra definición de la Poesía
todos querrían decir por medio de un bando municipal
lo que les pasa a ellos también?
No. No tengo fe en este procedimiento.
Es muy difícil decir lo que a uno le pasa.
Si es difícil para nosotros
calcula tú lo que iba a decir un pobre menestral.
Los filósofos que han querido decir
lo que les pasa a ellos,
lo han hecho peor que los poetas.
Es muy difícil decir en alta voz
y claro,
para que se entere todo el mundo,
las cosa que le pasan al Hombre.
León Felipe, ¡Oh, este viejo y roto violín! (1965)
BUENOS DÍAS GABRIEL
Las olas son las olas.
CABRIEL CELAYA
Tres poetas en uno / semillero
de tantos más / tu ánima insumisa
se topó con la muerte en su pesquisa
y la puso a cuidar tu imvernadero
especialista en empezar de cero
detonaste la bomba de la risa
sin dios sin espejismos y sin prisa
perro viejo / filósofo / ingeniero
fiel a tu gente / a amparo / y a ti mismo
a pesar de tus ráfagas de triste
te encaraste jovial con el abismo
hombre en medio del mundo y hombre a solas
junto al mar fuiste humilde y escribiste
simplemente / las olas son las olas
Mario Benedetti, Aguas jurisdiccionales (El olvido está lleno de memoria) (1995)
CON GABRIEL CELAYA
Ahora te llamo porque me siento fuerte
Para tu amor terrible y tu luz deslumbrante.
G. C.
Hay que poner valor para entenderte
del todo, Juan. ¿Qué del lector esperas?
¿Quieres que nos creamos que es de veras
tu invocación de amor para la muerte?
Pero, ¿debemos imitar tu suerte,
renunciar a fugaces primaveras,
olvidar la verdura de las eras
y hasta morirnos, para no perderte?
Y si morimos, ¿no te perderemos?
Sin tu luz deslumbrante, ¿no veremos?
¿Es que nos llama así tu amor terrible?
Mas te entendemos porque estamos vivos,
y es porque somos de la muerte esquivos
por lo que amamos tu ansia irrepetible.
Leopoldo de Luis, Aquí se está llamando (1992)
SALUDO A LOS NUEVOS POETAS DE ESPAÑA
Nombro a Otero
Y el hombre
Por el otero asoma
-crispada la palabra, pedernal
entrañable.
Decir Celaya vale la ternura
del pueblo,
pasión que arde en la tierra
y sube al hijo pródigo: el idioma.
Y si pronuncio Nora,
se despierta un país, clavel al alba,
patria tan joven y amorosa
que me arranca las lágrimas.
Nora, Celaya, Otero: estáis sonando
aquí, en mi corazón.
(...)
¡Hermanos,
hijos, veinte
años de ausencia pesan
mucho! Esperadme. Allá
yoy, allá voy, Celaya, Otero,
Nora, todos los que no nombro, todos
los que estáis dando nombre a la mñana.
El olvido no tuvo valor para enterrarme.
Juan Rejano, Libro de los homenajes (1959)
EN HOMENAJE A GABRIEL CELAYA
UN BARQUITO de corcho en el estanque
que un niño rubio empuja con sus manos,
una cometa de colores vivos
sujeta por un hilo de ilusiones,
una ingenua pistola de juguete...
no más es el poema
con que pretendes transformar el mundo.
Pero un barco de corcho entre las aguas,
tomado en primer plano, es un gran barco;
la cometa, si el cielo es transparente,
puede trazar el signo luminoso
que abajo nos levante; la pistola,
firmemente empuñada, acaso logre
por magia o sugestión que a su conjuro
se rinda el enemigo...
Continua, Gabriel, tensando el verso.
Carlos Álvarez, Como la espuma lucha con la roca (1976)
EL AIRE HUELE A HUMO
A Gabriel Celaya y a Amparo Gastón,
Que tanto le quiso y le quiere todavía,
J.A.G,
¿Qué hará con la memoria
de esta noche tan clara
cuando todo termine?
¿Qué hacer si cae la sed
sabiendo que está lejos
la fuente en que bebía?
¿Qué hará de este deseo
de terminar mil veces
por volver a encontrarle?
¿Qué hacer cuando un mal aire
de tristeza la envuelva
igual que un maleficio?
¿Qué hará bajo el otoño
si el aire huele a humo
y a pólvora y a besos?
¿Qué hacer? ¿Qué hará? Preguntas
a un azar que ya tiene
las suertes repartidas.
José Agustín Goytisolo
SAN GABRIEL CELAYA
"Yo no sé, nunca sabré
Dónde empieza la batalla,
Dónde acaba el no se qué"
(Gabriel Celaya)
¡Cómo nos mueren Gabriel, Santo y pobre Gabriel!
Sin encomendarnos a Dios, sin que nos canten
cenicientas plegarias destinadas a los mármoles
y sin que en las ventanas y en las azoteas
ondeen pabellones con nuestra marca heràldica.
Arrugados como hongos extraidos de la mar
y envueltos en los harapos supervivientes
de la ilustre pobreza de los ángeles
y de las cortezas de la poesía.
(Esa mala madre
que asiste indiferente a nuestra muerte
y se entrega al galán carmesí
con la lujuria de la virgen abandonada.)
¡Ay, Gabriel, Gabriel Celaya, tan intenso
cuando vestido de hierro acometías
con grandes y sonoros versículos
a los ejércitos cervantinos y reclamabas
un puesto a la diestra de Dios Padre. Era hermosa
tu figura lanceadora y bella tu voz de soga al cuello.
Mas ocultos en las asesinas arboledas
te esperaban los delicados infantes
de la siringa, para que tu palabra
se convirtiera en pasto de melodías.
Y fue el silencio, Gabriel, el silencio rendido
del que se duele del alma partida y repartida.
Y acabaste muriéndote de trsiteza,
¡Qué muerte
para quien fue clarín de la alegría y la esperanza!
¡Cómo nos mueren, Gabriel, Santo y triste Gabriel,
por los siglos de los siglos!
Victoriano Crémer
GABRIEL CELAYA
Claro de luz,
lucía en su mirada
el reflejo del mar.
Era de risa fácil
brotando de lo hondo,
como si algo vital se desbordase.
Y un "no sé qué" infantil, incontenible,
a veces afloraba
en su trato común.
Quiso ser lo que fue:
un hombre solidario
que derramó en poemas su aventura.
Y hoy, que ya no está,
es su recuerdo
una hermosa inscripción:
Nada es el mar, hermanos,
sin hombre que lo nade.
Lauro Olmo
Mentre duri l'any, hi viurà el record de Celaya: en una propera ocasió el dels seus companys bascos.